sábado, 2 de octubre de 2010

¿Qué pensaba un combatiente en Malvinas?


Tengo frío y tengo miedo, mucho miedo.
¿Qué hago aquí con este fusil entre mis manos, el casco que me pesa enormidades, las manos congeladas y esta espera que se hace inesperable, que me va consumiendo de a poco?

Quiero estar en mi ciudad, ayudando a mi padre, saludando a vecinos que se cruzan, tratando de encontrarme a esa niña de piel morena que desvela a mis recuerdos.
No quiero estar aquí poniendo el pecho a las balas. No quiero, no elegí esto; no estoy de acuerdo con matar, aunque sea a esos que dicen que son mis enemigos.

Las islas son hostiles, agrestes, duras; ¿este también es mi territorio?
Entonces, ¿por qué lo siento tan lejano, tan poco mío?
Hace tiempo cayó la noche y aquí estoy, en esta trinchera improvisada, con mis pies llenos de barro y mi angustia sin estrellas. Apretando el fusil entre mis manos.
Con dolor, con dolor del frío metido en mis huesos.

Cerca están mis compañeros, en silencio como yo, cada uno con su pensamiento, que debe ser muy parecido al mío. No les veo las caras, pero estoy seguro que ninguno sonríe. El viento golpea como una cachetada, mi estómago hace ruidos, algo comimos,
Pero frío, poco, malo.

Dicen que ellos ya desembarcaron, dicen que se están acercando a nosotros, que debemos estar alertas, ¿cómo se puede hacer esto, Dios mío? Nunca estuve en una guerra, no quiero estar. ¿Ellos tendrán miedo? ¿Estarán sufriendo como estamos sufriendo? ¿Estarán pensando lo mismo que nosotros?

Recién vino el capitán para decir que tuviéramos los ojos bien abiertos, ¿para ver qué?, la oscuridad que asusta, esas sombras que parecen moverse aunque no se muevan.
No quiero ver sus venidas porque si los veo tendré que apretar el gatillo y no quiero. No quiero ser victimario ni víctima. Sólo quiero volver a mi ciudad, a mi familia, mis amigos, a mi niña morena.

Alguien prende su cigarrillo, quizás sea su último cigarro.
Me invade la palabra “patria”, dicen que estoy aquí por ella, pero me suena como algo muy lejano, como que no es así. “Patria” es también trabajo, sufrimiento diario, la esperanza de un país mejor, no bajar los brazos en la frontera del surco de mi tierra. No puede ser la “patria” un fusil entre mis manos.

Ahora hay silencio con habitantes, un silencio…

Tengo miedo y tengo miedo de no tener miedo. Después pueden decir “ese cobarde”; no lo soy, estoy aquí y no voy a huir. He jurado morir con mis hermanos, vamos a dar combate hasta que las balas se acaben. Escucho gritos de dolor, siento llantos de hombres, pero siento el valor en mis venas abiertas de frío y dolor.

Pues no quiero estar…
No quiero, no tengo odio. Tengo mucho odio a mi país y a los que lo gobiernan, porque aquí sólo estamos nosotros, no estamos todos. Espero que este odio algún día se muera, porque no voy a poder vivir así. No saben el frío que hace aquí, y tampoco se imaginan el calor que hay entre mis hermanos. Hoy luchamos por nuestras vidas.

Sigo luchando, por eso vivo, por vos y por todos los que se han ido. Día a día aguanto lo que me toca.
Es de noche en las islas, tal vez sea mi última noche…

02/10/2010


Dedicado a dos personas muy especiales: De Los Ángeles y a Luna

 ALMA DE COMANDO
F.A.G.F
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